Agosto arranca con un ligero abaratamiento de la gasolina

El precio de la gasolina y el diésel depende en gran medida de los acontecimientos que sucedan en el mundo, ya sean cuestiones políticas o naturales. Con el coronavirus, los carburantes han vivido uno de los desplomes más acusados de los últimos años, llegando incluso a precios mínimos de toda la década. En el arranque de agosto, el mes vacacional por excelencia, el precio se reduce tras meses de subidas y recuperación.

De hecho, según el Boletín Petrolero de la Unión Europea, los carburantes cerraron julio culminando 12 semanas seguidas de subidas desde que a principios de mayo tocaran fondo. Así, la gasolina recuperó, hasta el 31 de julio, un 8,6% de su precio respecto a mayo alcanzando los 1,164 euros, mientras que el gasóleo se encareció un 8,4% hasta los 1,063 euros. Los primeros días de agosto, el pasado fin de semana, según el Ministerio para la Transición Ecológica, los precios alcanzaron los 1,168 y los 1,063 euros, respectivamente, pero ahora encadenan dos jornadas de abaratamiento hasta recuperar la gasolina los 1,164 euros y quedarse el diésel en los 1,061 euros.

Un año loco marcado por el coronavirus

El año pasado cerró, según los datos del ministerio, con unos precios que alcanzaban los 1,326 euros la gasolina y los 1,249 euros el diésel. En enero, los carburantes se encarecieron incluso más, dejando paso a un tímido abaratamiento durante el mes de febrero. No obstante, el colapso llegó en marzo, cuando el coronavirus, que todavía tenía paralizada a parte de Asia, forzó un parón inaudito en Europa, que, entre marzo y abril, acabaría extendiéndose al otro lado del 'charco' hasta América.

En primer lugar, uno de los principales detonantes de la reducción del precio de la gasolina y el gasóleo fue la caída de la demanda internacional de petróleo por culpa de las rigurosas medidas de confinamiento y paralización de la industria decretadas por todo el mundo. Esta menor demanda no se compensó con una menor producción de crudo por culpa de la incapacidad de Rusia y Arabia Saudí para alcanzar un acuerdo de recorte de producción. Esta fue la tormenta perfecta que causó una sobreproducción de crudo. Ante tal panorama, ambos países finalmente pactaron, hecho que recuperó parte de la cotización del crudo y ayudó a estabilizar los precios de los carburantes, aunque seguían cayendo. No obstante, pocos días después, el miedo de que en Estados Unidos estuvieran alcanzando su límite de almacenamiento de petróleo derivó en un desplome de la cotización del barril de West Texas, de referencia en América, el pasado 20 de abril hasta alcanzar un precio negativo (-38,96 dólares), es decir, que se pagaba al que se lo llevaba. El barril de Brent, de referencia en Europa, no llegó a tal extremo, pero también vio su cotización muy maltrecha.

Cabe recordar que el precio del crudo no es el único factor que interviene en el precio de la gasolina y el diésel, pero sí que tiene un peso importante. De este modo, el precio de los carburantes fue reduciéndose hasta llegar a principios de mayo, cuando en España se registraron precios medios de 1,079 euros el litro de gasolina y 0,985 el diésel, pudiéndose encontrar gasolineras con la gasolina a 90 céntimos y el diésel a 85. Tras este punto, con las principales economías del mundo reactivándose, los carburantes iniciaron una tendencia al alza que ha durado, de momento, hasta finales de julio.

Todavía es posible repostar por menos de un euro

Pese al encarecimiento de los carburantes hasta julio, el leve abaratamiento de agosto permite encontrar, en algunas gasolineras low cost, el litro de gasolina a 99 céntimo y el de diésel a 91 céntimos. Las grandes petroleras, por su parte, ofrecen los carburantes, a la hora de la redacción de este artículo, en una horquilla de precios que va desde 1,160 euros la gasolina y 1,061 el diésel hasta los 1,209 y 1,114 euros, respectivamente.

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