Batalla de garajes, los coches de Joe Biden y Donald Trump

Con las elecciones estadounidenses ya decididas, es un buen momento para repasar algunos de los vehículos que han conducido ambos candidatos

Parece que finalmente será el demócrata Joe Biden, junto a la vicepresidenta Kamala Harris, el nuevo inquilino de la Casa Blanca. El veterano político consiguió arrebatarle la elección a Donald Trump, que consiguió movilizar, de nuevo, a su masa de votantes para volver a demostrar las debilidades de las encuestas estadounidenses, que predecían una fácil victoria para Biden.

Ambos candidatos son prácticamente antagónicos, siendo Biden la personificación de la política, con ganas de unificar un país dividido y de atajar problemas como el Covid-19 o el cambio climático, y Trump un amante de la polémica y un maestro de las redes sociales. No obstante, ambos comparten una pasión, los coches, y en sus garajes hay verdaderas joyas, no siempre 'made in USA'.

Biden, la joya de la corona es un Corvette

A Joe Biden se le ha visto con varios coches. En primer lugar, el candidato demócrata eligió un Ford Expedition, un enorme SUV fabricado por la firma del óvalo en Luisville, Kentucky, para moverse durante la campaña. Una elección inteligente, ya que el estado de Kentucky, en el sureste del país, iba a ser uno de los más importantes en las elecciones junto a Michigan, donde Ford y General Motors tienen su sede, Ohio, donde GM tiene fábricas y otros estados del cinturón industrial del país. Nada se deja al azar.

Sin dejar las máquinas norteamericanas, a Biden se le ha visto al volante de un Playmouth Belvedere de 1956, un Jeep Wagoneer o un Chrysler 300D, uno de sus vehículos favoritos en su juventud, entre otros. De Europa, Biden apostó por un clásico como el Mercedes-Benz 190 SL Roadster, un deportivo de la década de los 50 con motor 1.9 de 105 CV.

Chevrolet Corvette C2 Stingray de Joe Biden
Chevrolet Corvette C2 Stingray de Joe Biden
Sin embargo, solo tiene un coche en su corazón, un vehículo con el que iría al fin del mundo, un Chevrolet Corvette C2 Stingray de 1967, un auténtico clásico norteamericano con motor L79 V8 de 350 CV de potencia asociado a una transmisión manual de cuatro relaciones. Toda una joya que no podrá conducir mientras sea presidente, ya que el servicio secreto de los Estados Unidos no permiten que los altos cargos del Gobierno conduzcan por razones de seguridad. Biden conoce bien estas restricciones, ya que también se aplican a los vicepresidentes, cargo que ostentó durante los años de Obama en la Casa Blanca.

Donald Trump, vuelta al asfalto con coches de todo tipo

El que sí podrá conducir cuando se canse de poner en entredicho la validez del voto por correo será Donald Trump, que durante la presidencia se ha movido con un coche conocido como ' La Bestia', 'The Beast', una limusina fabricada por Cadillac como parte de un contrato bajo el que la firma norteamericana debía desarrollar una flota de vehículos oficiales para la administración.

La Bestia, la limusina de Donald Trump
La Bestia, la limusina de Donald Trump
Trump podrá abrir de nuevo su garaje para disfrutar de vehículos tan ostentosos como deseables. A diferencia de Biden y de su propio discurso y políticas proteccionistas del ' America First', el magnate estadounidense sabe disfrutar del valor de los vehículos europeos. Sí, en su garaje figuran vehículos como un Chevrolet Escalade, con el que se movió durante la campaña electoral que ganó en 2016, pero entre sus opciones para pasar un domingo en la carretera destacan coches europeos como un Mercedes SLR McLaren o un par de Rolls-Royce. También llama la atención la primera generación del Tesla Roadster, aquel basado en el Lotus Elise con el que debutaba la marca de Elon Musk.

Mercedes SLR McLaren de Donald Trump
Mercedes SLR McLaren de Donald Trump
En 2016, Trump puso a la venta en eBay su Lamborghini Diablo de 1997, propulsado por un poderoso motor V12 atmosférico de 5.7 litros capaz de entregar 492 CV de potencia, con 24.585 kilómetros. Un año después, en 2017, se subastó su Ferrari F430, alcanzando la cifra de 270.000 dólares, menos que los 350.000 que se estimaban que se iban a conseguir. Pintado en el tradicional Rosso Corsa de Ferrari, su F430 se matriculó en 2007 y cambio de manos con apenas 3.860 kilómetros.

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