¿Cómo evitar el contagio por covid-19 en el transporte público?

El miedo al contagio por coronavirus es una de las principales causas por las que el transporte público en las ciudades españolas ha reducido su afluencia en los últimos seis meses. Los ciudadanos recelan de los espacios cerrados y de las aglomeraciones, y los que pueden evitarlo prefieren usar otro tipo de sistema de movilidad.

En esa batalla psicológica (no falta de coherencia ante la masificación que hemos visto en algunos transportes) ha hecho que el coche y la moto sean las soluciones preferidas para ir a trabajar y dsplazarse por el entorno urbano.

No obstante, pese a que el coche aparece como la solución ideal, los que no pueden permitirse usarlo (hay que tener en cuenta también el precio de aparcar) debe seguir usando autobuses, trenes y metros. Para eliminar ese miedo y garantizar un uso seguro, las autoridades metropolitanas iniciden en varios elementos clave para seguir usando el transporte público con total seguridad.

Obviamente mantener la precaución y ser rigurosos en el distanciamiento social, el uso de mascarillas y la higiene es la mejor manera de reducir el riesgo de contagio de la covid-19 frente a la amenaza de transmisión por aerosoles (las partículas que quedan en el aire cuando respiramos).

Mientras no exista una vacuna o mejore la pandemia, éstos son los elementos más lógicos para evitar contagios. Según un informe presentado por la agencia EFE tras consultar varios expertos, una de las medidas más efectivas es evitar las horas punta de mayor uso del transporte público, escalonar el inicio de las jornadas laborales o recurrir directamente al teletrabajo, aumentar las frecuencias, así como utilizar mascarillas homologadas de modo correcto y mantener una buena higiene de manos.

LOS ESPACIOS CERRADOS

Las investigaciones científicas alertan sobre el riesgo de contagio por medio de partículas emitidas por personas infectadas que se diferencian por su tamaño en gotículas, de 0,3 milímetros a 1 milímetro de grosor, y aerosoles, más pequeñas que el diámetro de un cabello humano.

Las gotículas son proyectadas hasta un metro de distancia, mientras que los aerosoles quedan suspendidos en la atmósfera, donde pueden permanecer horas, lo que los hace especialmente peligrosos en espacios cerrados sin ventilación.

Uno de los últimos estudios que aborda la importancia de los aerosoles en la propagación de la enfermedad es el "Informe científico sobre vías de transmisión SARS-CoV-2", elaborado para el M inisterio de Ciencia por un grupo de expertos.

El informe está firmado, entre otros autores, por la viróloga del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) Margarita del Val, el epidemiólogo de la Universidad de Harvard Miguel Hernán y el investigador del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA), dependiente del CSIC, Xavier Querol.

Consideran la "evidencia significativa" existente sobre la transmisión por aerosoles, que señalan como posible "forma de transmisión dominante" frente a la probablemente "sobreestimada" vía de las gotículas. A estas dos formas de contagio se suma la amenaza que supone el contacto de superficies contaminadas.

MANTENER LA DISTANCIA

Falta información sobre cómo se produce la transmisión de la covid-19 y para elo hay que ultimar la precaución en el uso el transporte público. La primera de estas medidas básicas es el mantenimiento de la distancia de un metro y medio con otras personas que evita ser alcanzado por gotículas con carga vírica.

Una de las soluciones para evitar esas aglomeraciones es que los servicios de transporte público, que en su mayoría dependen de las administraciones, aumenten las frecuencias de paso.

Xavier Querol, uno de los autores del estudio, plantea la necesidad de instalar sensores de capacidad en autobuses y vagones e impedir la entrada cuando se rebase el limite que imposibilite mantener un metro y medio de distancia entre personas. Considera que los autobuses y vagones deben tener en buen estado los sistemas de ventilación que permiten reducir el riesgo de contagio.

USO DE MASACARILLAS

En el estudio se recalca que es crucial utilizar bien mascarillas cuya composición debe ser de "material bien filtrante" y deben estar correctamente ajustadas, sin dejar pasar el aire por los bordes.

Se ha verificado que hay mascarillas de tela que no cumplen la normativa y que son más convenientes las higiénicas -siempre que se sitúen en los parámetros de la Asociación Española de Normalización (UNE)-, las quirúrgicas y las FPP2 y FPP3, sin válvulas de exhalación.

Las mascarillas higiénicas y las quirúrgicas protegen a los personas próximas a quienes las llevan, mientras que las FPP2 y las FPP3 sin válvulas protegen tanto a los que las utilizan como a quienes se sitúan a su alrededor.

Si afrontamos un viaje largo o de tipo intermedio, entre tres y seis horas es aconsejable el uso de mascarillas FPP2. Para facilitar esta medida, los autores del estudio recuerdan la necesidad de que el Gobierno abarate el precio de las mascarillas para facilitar su renovación y pide que provea de este elemento de protección a la personas en situación de vulnerabilidad.

Hablar menos y ya no decimos cantar o gritar también reducen la posibilidad de contagio en el transporte público. La Generalitat de Catalunya ha optado por pedir silencio a los pasajeros de los trenes de los Ferrocarriles de la Generalitat, algo que también hace Transportes Metropolitanos de Barcelona en metro y autobuses.

LAS SUPERFICIES DE CONTACTO

Estudios recientes ponen en duda el hehco de que el contagio llegue por el contacto de superficies contaminadas por enfermos de covid-19. Los firmantes de estudio, Querol y Hernández reclaman cautela y extremar los cuidados hasta que esta información esté debidamente contrastada.

Para los especialistas el mejor consejo consiste en la aplicación de una medida básica general a subirnos a un transporte público: mantener una correcta higiene de manos y evitar tocarse la cara después de haber entrado en contacto con cualquier elemento en el interior de un autobús o un vagón. Querol recomienda que las administraciones que gestionan el transporte público pongan a disposición de los viajeros dispensadores de gel hidroalcohólico en las paradas y en el interior de los vehículos.