A fondo en la Isla de Man con el nuevo Audi TT S

Tres generaciones, más de 600.000 unidades vendidas en todo el mundo y 20 años en el mercado. Hablamos del Audi TT, todo un ícono de originalidad, diseño y deportividad. Aún recuerdo el lanzamiento del primero, allá por 1998, y la sensación que causó.

Ahora Audi lo actualiza en todo su esplendor. Por ejemplo, en equipamiento, con sistemas como el Audi Virtual Cockpit, Audi Drive Select, sensores de lluvia y luces, volante multifunción…. la lista es larga e interesante. Por fuera, la ya característica parrilla singleframe tiene formas nuevas, así como otros tantos detalles. Míralo y descubrirás cosas como el tapón de gasolina (que no tiene otro debajo), las entradas de aire inferiores del acabado S Line, etc. Ah!, y todo esto, evidentemente, en versión Coupé y Roadster.

Las llantas, con un amplio abanico de posibilidades de diseño, tienen de serie 17 pulgadas, pero también hay de 18, 19 o 20 en opción. De hecho, los más deportivos TTS y el TTS Competition llevan estas últimas, y en cualquier caso estamos ante un coche que convence y enamora.

306 caballos en la carretera más exigente del mundo 

Como hemos mencionado, Audi nos dejó conducir el TT S y TT S Competition en el asfalto del TT Isla de Man, la que se considera como la carrera de motos más peligrosa del mundo. Más o menos hicimos un tercio del recorrido de casi 61 km de esta famosa, mítica e intrigante prueba británica.

El TT S y TT S Competition están animados por el motor de 4 cilindros y 2 litros de cilindrada con tecnología TFSI de Audi, el cual es capaz de proporcionar 306 caballos. Sí, cuatro menos que la versión anterior del mismo apellido. ¿El motivo? Adecuar el propulsor a las nuevas normativas. Pero que no te desanime, son pocos caballos perdidos y el par aumenta de 380 a 400 Nm. Se compensa de sobra y la aceleración es excelente.

Para probarlo, como te digo, un tramo de carretera de la Isla de Man. Primero, unos 500 metros por delante hasta la primera curva. Pie a tabla hasta ella, que es amplia pero ciega a la vez. Por eso, hay que meter freno “a base de bien”. Llegar casi a 200 km/h necesita una buena respuesta de los frenos, como así ha sido. Después aceleramos hasta la siguiente curva, que solo necesita levantar el pie del acelerador. Comprobamos una estabilidad impecable. Tiene tracción a las cuatro ruedas, claro, y el chasis va más pegado al suelo. Las versiones S Line, o los TT que lleven la suspensión Magnetic Ride, también lo hacen respecto al resto de versiones en 10 mm.

El cambio automático tiene ahora una marcha más y va igualmente de cine. Cambia muy rápido, nosotros desde la leva, claro, para no perder un ápice de lo que se ve y se siente en el coche, y una tracción que funciona igualmente a las mil maravillas. No hay derrapes ni grandes ni pequeños, y eso transmite mucha confianza al conductor.

Le hemos exigido al Competition casi lo que no estaba escrito en aceleración, cambio, frenos y suspensión. Claro, y agarre de las ruedas. No exactamente como en un circuito cerrado, no tanto, pero el resultado ha sido espectacular. Un comportamiento intachable, un motor envidiable donde los haya y un coche cómodo para viajar y perfecto para la conducción deportiva.