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El verdadero M3 del siglo XXI

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En 2016, BMW lanzó el M2. No hace tanto tiempo. Ya sus 370 caballos le convertían en el verdadero deportivo M de la marca. El M4 ha crecido en potencia, pero también en peso y, sobre todo, en tamaño, aunque es verdad que mantiene una forma y unos fondos verdaderamente espectaculares también. Y eso le resta un poco de aquella esencia primigenia. Afortunadamente, hay sucesor real, aunque no lleve escrito el “3” por ningún lado. De hecho, recordemos que el M3 actual es un 4 puertas... Ahora estamos ante un M2, en adelante Competition, que es sencillamente la caña. Para mí, recoge el verdadero espíritu de los primeros M3. Coches potentes, ligeros, de propulsión, con los que correr era todo un arte y un divertimento. Este Competition ha evolucionado hasta los 411 CV sin desmadrarse en peso (1.650 kilos) precisamente. Eso deja una más que afortunada relación peso/potencia de solo 4,0 kilos por caballo, lo que, unido a una cifra de 137 CV por litro, proporciona un panorama sobradamente emocionante. Para llegar a conseguir semejante caballería debajo del capó, el motor de 3 litros del Competition básicamente se sirve de dos turbocompresores como método de sobrealimentación (antes solo uno). La respuesta es sencillamente alucinante, con empuje brutal desde abajo y pleno de vida en toda la secuencia del cuentavueltas. La tracción, como siempre, detrás, mientras que el cambio, en este caso, automático de 7 velocidades con regulación de rapidez en los cambios, como está mandado. El resultado es un coche fascinante, de los que corren de verdad, de los que se mueven al acelerar en curva y de los que, si te atreves, te retan a quitar los controles y saber lo que es llevar un coche deportivo de calle de verdad. ¿Lo harías? Si no eres un experto piloto, te aconsejo que mejor en circuito o tramo cerrado para tener controlados todos los riesgos. Si no, controles al canto, con los que también se disfruta, o la virtud de seleccionar el modo intermedio Sport.

¿Cambios? Los necesarios

Del M2 al apellido Competition. Así es ahora la evolución de este coche en cuanto a denominación. Acertado apellido por cierto, aunque también lo utilice el TT. Si te esperas grandes diferencias en el aspecto, mira el morro, que, sobre todo, plantea tomas de aire más grandes porque el motor necesita una mejor refrigeración. Suma los espejos retrovisores de nuevo cuño, más aerodinámicos, aunque en conjunto la aerodinámica es peor que antes. Pero no pasa nada, te lo aseguro, porque el aumento de esos 41 caballos puede con todo y supone una caballería impresionante. Lo dan todo en el campo de batalla, así de simple. Fuera de eso, te costará distinguir si no ves el logo entre un M2 de antes y este. Precisamente más caballos también han dado paso a una barra de torretas de fibra de carbono. Una virguería cuando la ves, porque, además de cumplir su función de incrementar la rigidez del chasis, es muy bonita. Mira las fotos y dinos, ya que además es curvada y llama la atención. Acertadamente, el Competition es un coche moderno en todo lo que veas, toques y huelas. La calidad es la de BMW en todo su esplendor y más, lo mismo que su equipamiento, que, salvo cosas de los Serie 5 o 7 más específicas, lo tiene todo. Bravo, por ejemplo, por ese cuadro de relojes redondos analógicos, de excelente lectura, clásicos pero modernos. Lo mismo que el cambio, con el botón de turno para seleccionar la rapidez y precisión de los cambios en este DKG de extraordinario funcionamiento. Claro, con levas en el volante. Ah, en cuestión de asientos ofrece dos donde elegir, los normales y los de tipo bacquet como los que ves aquí, en los que para más inri se ilumina el logo del M2 del respaldo...

En la calle, en la ciudad y en la carretera

La conducción del Competition es sencillamente alucinante. Arrancas y el primer sonido, sin pasarse, ya te plantea los primeros pensamientos. No hay ningún motor V8 delante, pero este 6 en línea “de toda” la vida de BMW es sencillamente la caña. Los 411 CV no son moco de pavo, te lo aseguro y confirmo con rúbrica si hace falta. Es un motor de sobresaliente, por mucho que para adecuarse a las normas anticontaminación actuales tenga que llevar filtro de partículas. ¿Qué importa eso cuando este pepino tira de esta forma? Pues absolutamente nada. El resultado es alucinante. A las prestaciones me remito, pero sobre todo a las sensaciones. Los dos turbos consiguen un resultado espectacular, y eso que el anterior M2 de 370 caballos me pareció ya soberbio y sublime. Es verdad que el peso del Competition es algo mayor que el del M2 “a secas”, pero la potencia y el mayor par consiguen borrarlo del mapa de las sensaciones al conducirlo. La respuesta al acelerador es espectacular por su ímpetu, y eso que el par, aunque mayor, está disponible unas cuantas vueltas más arriba.  La linealidad en la entrega de la potencia hace que te olvides también de este asunto, que te quedes pegado al asiento y que lo que has fijado previamente con la vista te lo encuentres antes de lo que pensabas delante de tus narices, y que por ello tu cerebro necesite más neurotransmisores a la hora de gestionar la situación. No sé si me he explicado bien, el caso es que todo pasa muy deprisa si sabes llevar este coche rápido. De curva a curva puede que se te acumule el trabajo si no andas ágil de pensamiento y con volante, cambio, frenos y acelerador. En curva mantiene excelentemente el tipo, de tal forma que llegas muy rápido y es capaz de aguantar el giro con gran imperturbabilidad, y salir disparado como un cohete cuando aceleras. Los frenos son más grandes de diámetro, lo que también ayuda, y la dirección, como siempre en BMW, es rápida, cortita y de asistencia variable. Además, el cambio automático de doble embrague resulta muy rápido en la posición más racing. Todo ello en conjunto te deja perfectamente preparado para lo que quieras. Es más, pone a prueba a cualquier conductor. Es como si siempre te estuviese retando este coche, porque sus posibilidades son muy altas. Además de las cosas que este Competition lleva nuevas como modelo por su mayor potencia y actualización, hay que sumar más botones para hacer que la dirección y el motor sean más rápidos y/o directos (los botones M1 y M2 siguen estando ahí para guardar nuestras preferencias), así como también un ajuste distinto tanto para el control de estabilidad como para el diferencial activo trasero. Así, la tracción es muy buena, apoyada, claro, por unos neumáticos excepcionales y más anchos en el eje trasero, así como por un diferencial capaz de bloquearse al 100%, lo que no quita para que sin los citados controles electrónicos nos podamos marcar derrapadas de escándalo, que estas mismas las usemos para redondear los giros o, directamente, que nos marquemos unos trompos al más puro estilo americano. Es un coche que, acelerando en curva y con el Sport o Sport Plus, se mueve cuando aceleras y estás apoyado, confirmándote su casi espeluznante potencia, pero sobre todo sus excepcionales posibilidades dinámicas, que con enormes. Es, probablemente, uno de los mejores deportivos de calle que te puedas echar a la cara ahora mismo y de los que te bajas con una sonrisa de oreja a oreja por lo que corre, lo que se tiene en curva y las sensaciones de aceleración que ofrece. No tiene un precio de compacto de 3 cilindros, pero tampoco es una barbaridad si lo comparas con sus rivales más directos; no solo es más barato, también más potente por lo general. Es, herencia incluida, el mejor M de la gama, entendiendo con ello el de prestaciones y sensaciones más verdaderas.