Ferrari dio un paso al frente en Rusia

Ferrari ha empezado la reconstrucción en un año que se ha convertido de transición, de limitar los daños y con el objetivo de entender el coche para poder ser competitivos en 2021. La llegada de Carlos Sainz junto a Charles Leclerc y el lanzamiento de un nuevo motor son motivos de esperanza, pero el optimismo resurgió en Rusia cuando el monoplaza empezó a rendir dentro de los parámetros que se esperaba.

Son brotes verdes en una temporada para olvidar, en la que solo algunas actuaciones de Leclerc maquillan el desastre absoluto, ocupando la sexta plaza en el campeonato de constructores. Pero la carrera de Sochi puede significar un punto de inflexión para la Scuderia. El SF1000 reaccionó por primera vez a los ajustes y como el objetivo no era mejorar el rendimiento, que sigue siendo un hándicap, sino el comportamiento del coche durante la carrera el ritmo constante del monegasco genera expectativas.

Charles Leclerc no acababa sexto desde Silverstone, pero más allá del resultado hay un aspecto muy relevante: Leclerc explicó que el equilibrio del SF1000 ha mejorado, lo que le permite mantener el rendimiento más constante durante la carrera. El principal problema del coche es que en muy pocas vueltas empieza la degradación de los neumáticos y ello hace que cada vez sea más difícil de conducir.

El rendimiento es muy pobre. Acabó sexto, pero a 62 segundos de Valtteri Bottas pese a la entrada de un safety car y de un VSC. Los cambios no han sido para mejorar el rendimiento, sino la facilidad de conducción. Y han funcionado.

El rendimiento hay que esperar hasta el 2021, cuando pongan en el bólido un nuevo motor que permita recuperar los CV perdidos este año. De todas formas, el coche tiene que ir mejorando desde el punto de vista aerodinámico. Otro de sus puntos débiles. En recta es demasiado resistente al viento y en Alemania ya se montarán más soluciones aerodinámicas, como se empezó a hacer en Sochi, con actualizaciones en el frontal y en las aletas laterales. El coche tiene que ser más ligero y correr más. La velocidad máxima de Leclerc en carrera fue de 308 km/h, la 17 de 20 coches. En Nurburgring y después en Portimao introducirá esas innovaciones en los pontones y en el fondo que hay que mejorar.