¿Cuál es la multa de tráfico más antigua de la historia?

La primera multa de tráfico se impuso en Egipto hace aproximadamente 2.800 años

Las multas de tráfico suponen un dolor de cabeza para todos los conductores/as y más si van acompañadas de la retirada de puntos del permiso de conducir. No obstante, tal como afirma la compañía de renting y gestión de flotas ALD Automotive, estas sanciones no siempre han estado asociadas al automóvil, aunque pudiera parecer lo contrario. Por ello, si alguna vez te has preguntado cuál es la multa más antigua de la historia, a continuación te damos la respuesta.

Si se rastrea en la historia, es necesario viajar hasta Egipto para encontrar la primera multa de tráfico de la que hay constancia. Es allí donde se descubrió un papiro con una edad aproximada de 2.800 años, en el que se recoge una sanción impuesta a un conductor de un carro que, bajo los efectos del alcohol, atropelló a una niña y finalmente chocó contra una estatua. Como consecuencia, fue detenido y colgado de la puerta de la taberna donde había estado bebiendo hasta morir y ser devorado por los animales carroñeros. Esta medida resulta excesiva hoy en día, pero en aquella época era de lo más habitual.

Sin embargo, esta no es la única multa antigua que se puede encontrar a lo largo de la historia, puesto que en el año 1.300 d. C., mucho antes de que apareciesen los automóviles, el papa Bonifacio VIII organizó una peregrinación multitudinaria hasta el Vaticano en la que impuso la normativa de que los vehículos tirados por caballos circulasen por la izquierda. Todos aquellos que desoyeron la norma fueron castigados con importantes penas.

Por otro lado, en España, fue Isabel la Católica la que dictó el primer código de sanciones en nuestro país. En cuanto a las normativas de dicho código dirigidas a la circulación, si la autoridad consideraba que el conductor de un carro circulaba en estado de embriaguez, se debía pagar una multa y perder el carro que se conducía. Asimismo, si la sanción era muy grave, en ocasiones se podía acabar en prisión.

Por su parte, Carlos III, propuso un control de tráfico entre Madrid y Aranjuez, puesto que en dicho trayecto se solían producir muchos accidentes. Para ello, estableció un sistema sancionador cuya recaudación empleó posteriormente para sufragar los gastos de mantenimiento de la vía. En el código sancionador se recogían multas por cruzar por lugares indebidos, por causar daños en los guardarraíles o por causar daños en el mobiliario urbano.