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Europa necesita otra perspectiva

Tras una escalada vertiginosa hacia la electrificación total, los políticos deben replantear el futuro golpeados por la realidad

Corría el año 2019 cuando la plana mayor del Grupo Volkswagen irrumpió a bombo y platillo para anunciar en el salón del automóvil de Barcelona que el futuro iba a ser eléctrico y que, de paso, dejaban a un lado el titánico esfuerzo de Seat España para apostar por la sostenibilidad con el desarrollo de modelos de Gas Natural. Fue de las primeras apariciones del entonces el-Born (que acabaría perdiendo el artículo) y estaba bajo la marca Seat. Qué cosas.

El bueno de Mikel Palomera (por aquel entonces y afortundamente para el sector todavía hoy director general de la marca en España) no sabía dónde meterse. Disciplinado, como siempre, asumió el guantazo, puso la otra mejilla y aceptó las nuevas tesis que su jefe, Luca de Meo, y el jefe de su jefe, Herbert Diess, planteaban para el futuro. Cómo ha cambiado todo.

Sí, De Meo y Diess. Ya les digo yo que una entrevista conjunta a los dos fue la peor y más tensa que he hecho en mi vida. Mientras Luca defendía el gas, Herbert se reía. Mientras el de Seat defenfía la productividad de Martorell, el otro argumentaba con sorna que en otros sitios producir era más baratos. Cosas de la alta política. Diess impulsó a ultratumba el eléctrico, arrastró con ello a todo el Grupo Volkswagen. Por suerte llegó Oliver Blume y recuperaron algo la cordura. De Meo, ahora es patrón de Renault, defiende lo eléctrico con su división Ampere pero sigue abrazando la combustión limpia con Horse. Pero eso es otra historia.

Han pasado cinco años y parece que haya transcurrido un siglo. Desde los estamentos políticos se confirmó una escalada hacia el coche eléctrico, que los fabricantes tuvieron que asumir sí o sí, abrumados por la idea de salvar el planeta y eliminar las emisiones contaminantes. Europa asumió la bandera de la salvación, y tras ella se llevó por delante años y años de trabajo en la mejora de las tecnologías existentes de combustión. ¿Había que eliminar al máximo las emisiones?

Pues sí. Aunque creo que los políticos apostaron más por la recaudación de votos que por el sentido común. Eso que lo que últimamente andamos tan faltos. Al obligar y reglamentar con leyes hacia el vehículo 100% eléctrico, los fabricantes se han tenido que gastar cantidades ingentes de dinero, transformar fábricas, desarrollar nuevas plataformas, invertir en tecnología. Y sí, eso está bien. Pero alguien se tenía que haber parado a pensar el recorrido real de toda esa escalada eléctrica. Porque, ¿saben?, parece que después del plan trazado y los miles de millones de euros, muchos ya están empezando a levantar el pie del acelerador eléctrico enfrentados a la realidad.

$!Seat León de gas Natural

Algunos de esos que pregonaban la electrificación total, incluso frenan. Esta misma semana Audi, cuya hoja de ruta marcaba 2026 para tener solo eléctricos, ya ha dicho que seguirá fabricando modelos de combustión más allá de esa fecha. Y es que dónde dije ‘digo’, digo ‘Diego’. Está claro que el coche eléctrico es un objetivo final, sí, pero me parece que algunos siguen pensando que para llegar de A a C no hay que pasar por B. La norma Euro 7 que se aprobará en Europa ya adelanta algo de ello.

Las bondades del híbrido

Los híbridos que parecían algo anecdótico están copando el mercado, y es que no nos queda otra ante la amenaza de 2035 y el final (o no) de los motores de combustión. Muchas marcas ya están reculando hacia el desarrollo y mejora de los modelos de combustión, alargando la vida y actualizando los modelos actuales y proponiendo más hibridación. Porque necesitamos una transición lógica. Y no solo de legislación, también industrial y siempre analizando las necesidades del usuario. Porque ni todo el mundo quiere un eléctrico, ni puede tenerlo y mucho menos enchufarlo. ¿Con el tiempo? Pues sí.

Pero basta con mirar la penetración en los diferentes mercados para saber que del mismo modo que hay 24 lenguas oficiales en Europa hay otras tantas realidades del coche eléctrico. Hasta los fabricantes chinos, esa gran amenaza para le industria del Viejo Continente, se han dado cuenta. Las marcas chinas empiezan a traer modelos híbridos (eléctricos y combustión), porque han observado el mercado. Y no son tontos. Además, todo esto no va solo de coche eléctrico, va de tecnología. Y en eso también nos están adelantando por todos lados y arrancándonos las pegatinas.

Los chinos, sí, esos a los que algunos llaman equivocadamente ‘demonios’ solo son gente que ha observado, tomando perspectiva. Ahora les inspeccionaremos todo lo que traigan, les meteremos aranceles y estarán en el punto de mira. Para salvaguardar nuestra industria. Vale. Pero eso no eliminará la realidad, y esa es que necesitamos seguir una transición, ordenada, al vehículo eléctrico.

$!Parlamento Europeo.

Creo que Europa debe replantearse su transición, necesaria, a la electrificación. Lo del 2035 sigue ahí, pero ya les digo que algunos fabricantes ya piensan en alargarlo por países, mientras otros abogan por ayudas reales (y gestionadas por Europa) para le compra de un eléctrico en países del sur de Europa. Vamos, como un ‘Plan Marshall’ para el eléctrico. ¿Por qué no?. El coche será eléctrico, pero hoy aún no. Le queda un buen trecho, al menos aquí, donde a estas alturas del año hemos bajado del 6% al 5% de cuota de mercado.

Presión política

Luca de Meo, sin ir más lejos, mandó esta semana una carta a los principales legisladores de Europa para ponerles las pilas. El máximo responsables de Renault y presidente de la asociación de fabricantes europeos (ACEA) les alerta sobre la posición débil de la industria ante la ofensiva china y los incentivos norteamericanos, así como por la dependencia de otros mercados para la provisión de materias primas. El artífice del nacimiento de Cupra admite que «la industria no cuestiona el Green Deal», aunque les pide que «se replanteen las condiciones en las que se aplica». La industria europea está en juego, y el eléctrico, también.

Mira por dónde, de lo que De Meo y Diess presumían en Barcelona con el Seat el-Born, parece que estamos más cerca de ello. Cuando el precio de las baterías y el desarrollo lo permite, lo veremos. Un Seat eléctrico (fruto del acuerdo Renault-Volkswagen). Sí. Y por menos de 20.000 euros. Pero eso aún tardara en llegar. Primero hay que hacer los deberes.